Cuando un bebé llega al mundo, especialmente si los papás son primerizos, son infinitas las dudas, las preguntas, las incertidumbres. La mayoría, aprovecha los meses anteriores para leer, para aprender; para prepararse…y, aún así, las dudas siguen ahí. Y muchas veces, también el miedo.
No quiero menospreciar la labor de CUIDAR a un bebé. Pero quiero resaltar algo que no debemos olvidar… que me sorprende… las cosas que hacemos los adultos, de manera automática, inconsciente y casi universal, al interaccionar con un bebé.
Por ejemplo, adoptamos un tono más alto, más agudo. ¿Por qué lo hacemos? Muchas personas no sabrán decir por qué. Es algo que se sabe, que hace todo el mundo…. Sin embargo, sí hay una explicación, ya que la discriminación de los bebés en los primeros meses de vida es precisamente ante sonidos de alta frecuencia.
Otro ejemplo, que explica cómo los adultos CUIDAMOS a los más pequeños de una forma natural, serían esos monólogos que usamos jugando, o al bañarlo… Tocamos su nariz al tiempo que decimos lo que es, o incluso nos atrevemos a “robársela”. Le cantamos los cinco lobitos, enseñándole nuestros cinco dedos (y más tarde los suyos). Y un largo etcétera. Todo esto, ayuda enormemente al niño a ir creando su esquema corporal.
También, me gusta recordar que la relajación se inicia y se enseña de forma natural desde muy temprano. Los adultos, acompañamos a los bebés a un estado de mayor tranquilidad con el contacto físico, balanceándolo suavemente en los brazos, acunándolo, al cantarle en tono suave y relajado,… Sin duda, todos estos recursos ya son formas de relajación natural y universal.
Y mientras escribo esto, pienso en esos abuelos, que no han oído hablar nunca de “apego”, ni de “esquema corporal” y mucho menos de “técnicas de relajación”. Y, sin embargo, saben hacer todo esto sin esfuerzo, de una manera natural y automática.
Es cierto que CUIDAR implica muchísimas cosas más. Pero también es cierto que nuestros miedos a no ser «buenos» padres/madres, a no crear un apego seguro, a no estimular lo suficiente a nuestros bebés… muchas veces son miedos innecesarios.