Es normal y habitual que muchas mujeres, en las dos primeras semanas tras el parto, tengan sentimientos de ansiedad, irritación o incluso tristeza. El cuerpo de la mujer sufre cambios hormonales bruscos, empeora el sueño, la alimentación… la rutina diaria cambia por completo. Estos sentimientos suelen desaparecer sin más.
La depresión posparto sí tiene entidad clínica. Es una depresión como la que se puede dar en otros momentos de la vida. Puede aparecer poco después del parto o hasta un año más tarde, aunque lo más habitual es que se dé en los primeros tres meses tras dar a luz.
La persona sufre un estado anímico triste o deprimido y otros síntomas como pérdida de energía y concentración, ansiedad, irritabilidad, cambios en el apetito, dificultades para dormir, falta de interés…
Pero en este caso, en la depresión posparto, es muy frecuente sentirse incapaz de cuidar de sí misma ni del bebé, sentir temor de quedarse sola con su niño, tener sentimientos negativos hacia el bebé e incluso ideas de hacerle daño. Como es evidente, estas sensaciones, pensamientos y sentimientos son crueles para una madre. Lo que lleva a un sentimiento de culpa que difícilmente logran gestionar.
La depresión posparto no sólo se da en madres con circunstancias difíciles. Puede darse igualmente en madres de bebés deseados, con buen parto, buen apoyo familiar, etc.
Es fundamental hablar y contar lo que está pasando, y pedir ayuda. Con apoyo y tratamiento terapéutico, la depresión posparto se cura.
Así, la madre volverá a coger las riendas de su vida y a disfrutar, como se merecen los dos, de su bebé.